Desde que el pasado febrero Putin se decidiera a invadir Ucrania, muchas han sido las voces que han anunciado la posibilidad de que nos encontremos ante la Tercera Guerra Mundial. Hasta el momento, el conflicto no ha traspasado las fronteras de Ucrania, pero se ha acercado peligrosamente a la frontera del país con Polonia.
Independientemente del aspecto geográfico, la posibilidad de que la invasión rusa a Ucrania trascienda a otros niveles e involucre a más países es un hecho contrastado y que cada día parece más cercano, dada la escalada bélica por parte de Putin y el fracaso de las negociaciones de paz.
El miedo a otra gran guerra
Desde que se comenzó a hablar de la posibilidad de que Rusia invadiera Ucrania, el miedo a una Tercera Guerra Mundial copó telediarios, tertulias y portales de noticias. A esto se une la posibilidad de que el conflicto llegue a términos de bombas nucleares o bacteriológicas, lo que complicaría una situación ya de por sí delicada.
El propio presidente de los EE.UU., Joe Biden, ha manifestado su (hasta el momento) intención de no participar en la guerra que se libra en territorio ucraniano, ya que asegura que una hipotética intervención de países de la OTAN desencadenaría la Tercera Guerra Mundial.
Un riesgo latente
Algo similar manifestó días atrás Anton Gerashchenko, un conocido asesor del Gobierno ruso y colaborador de su Ministerio del Interior, así como el propio Ministro de Exteriores del país, Serguéi Lavrov. Este último, además, aseguró que en caso de que se produjera la tercera gran guerra en poco más de un siglo, esta sería nuclear y altamente destructiva.
Muchas son las voces que claman contra el fin de la violencia y de la intervención militar por parte del gobierno de Putin. La posibilidad de que el conflicto armado traspase las fronteras de Ucrania e involucre a más países no hace sino temer que la situación solo pueda ir a peor y provocar más daño y destrucción.
El riesgo de guerra nuclear que tiene en vilo al mundo entero
Ucrania no forma parte de la OTAN y su intención de hacerlo ha sido uno de los motivos que ha desatado la locura de Putin y su decisión de invadir el país. Teniendo en cuenta este hecho, la Organización del Tratado del Atlántico Norte de la que tanto se habla en estas últimas semanas no tiene obligación de acudir en auxilio del país invadido, pero, como es lógico, tampoco pueden dejar que Rusia se salga con la suya sin hacer nada al respecto.
La mayoría de los líderes mundiales son conscientes del peligro que entraña entrar en guerra con Rusia, ya que es por todos sabido el potencial armamentístico de este país, en especial en lo que respecta a armamento nuclear. Y, al mismo tiempo, todos sabemos el riesgo que un posible ataque de este tipo supondría para la humanidad. Sería un desastre sin precedentes, que sin duda alguna supondría un antes y un después de la vida como la conocemos hasta el momento.
Aunque en todo momento se ha rechazado la intervención directa de tropas de la OTAN, sí que se vigila la zona muy cerca y los mandatarios siguen la situación con gran preocupación e interés. Al mismo tiempo, cada vez son más los países, entre ellos España, que han manifestado su apoyo a Ucrania con el envío no solo de todo tipo de ayuda humanitaria, sino también de armamento con el que defenderse de los ataques rusos.
