Una relación tóxica es, por definición, un vínculo entre personas en el que ambos miembros de la pareja experimentan dolor emocional. Debe decirse que los psicólogos y sociólogos tratan de evitar la palabra “tóxico”, porque su nube de significados es demasiado grande y diversa, pero si nos ceñimos al pie de la letra, algo es tóxico cuando es capaz de envenenar o causar envenenamiento. En general, todo el mundo puede entender lo que significa “envenenar” una relación.
Las relaciones tóxicas no solo son venenosas, sino que también afectan negativamente a nuestra autoestima y desarrollo personal, lo que puede conducir a trastornos mentales. Además, esta es la primera señal de una posible situación de futura violencia doméstica.
Aquí destacamos siete señales que pueden ayudarte a identificar si estás en una relación tóxica. Nunca es tarde para dejar algo que te envenena.
Superioridad
Si tu pareja te recuerda con regularidad que estás hech@ completamente de defectos y que debes estar agradecid@ de que te aguanta, estás en una relación tóxica.
Humillación
Humillar y poner al otro miembro de la pareja en ridículo no es algo propio de una relación sana. Si tu estado de ánimo está por los suelos constantemente y tu pareja no para de bajar tu autoestima, lo más probable es que la relación no llegue a buen puerto.
Control
Controlar tus ingresos, tus llamadas y tus mensajes en busca de trampas es otra señal preocupante. Si la relación se convierte en un interrogatorio constante, el único fruto de ésta será un amor dependiente y tóxico.
Manipulación
En general, la manipulación es mala incluso si el objetivo es positivo, ya que puede tener un efecto destructivo sobre la confianza. Cuando se trata de manipulación negativa, nos encontramos ante una clara línea roja que debería impulsarnos a terminar la relación.
Látigo y zanahoria
Esta técnica de manipulación clásica tiene lugar cuando la otra persona te muestra cariño tras una agresión. Es una señal obvia de tiranía: primero te grita y luego te da un abrazo. Recuerda que no existen circunstancias que puedan justificar una agresión y que, si esto ocurre, el agresor intentará compensar los daños.
Celos
Los celos pueden aportar cierta chispa a las relaciones sexuales, pero una cosa es crear una chispa deliberada o juguetona y otra abordarlos desde una perspectiva seria y maníaca. Es mejor huir de las personas celosas. En una relación así, no habrá ni libertad ni salud psicológica.
Apego y dependencia
A menudo las víctimas, agotadas por la culpa, los insultos, las peleas y la rabia, no pueden poner fin a la relación. Si sientes que no hay mucha diferencia entre quedarte con un ser querido o dejarlo, entonces es hora de salvarte y huir. Esperar que la situación mejore es un error, y probablemente sea hora de terminar vuestra historia de amor antes de que ésta termine contigo.