Los tatuajes y las perforaciones (conocidas como “piercings”) han sido durante siglos formas de expresión corporal que se pueden encontrar en muchas culturas alrededor del mundo. Algunas personas se han dado a la tarea de convertir sus cuerpos en lienzos infinitos, algo que aunque pueda resultar chocante para muchos, para ellos es solo una forma de mostrar su arte y ser felices. Tal es el caso de una mujer conocida como Toxii Danielle, quien se ha convertido en toda una celebridad en las redes sociales y el mundo de las modificaciones corporales gracias a su transformación extrema. Esta es su historia.
Antes y después
Aunque tiene una gran masa de seguidores en sus redes sociales (208.000 en su Instagram, @toxii.bodymod), es muy poco lo que ha dicho de su vida privada y de lo que hacía antes de comenzar su transformación. Solo se sabe que nació en Bélgica y trabaja haciendo tatuajes. En 2020, durante la pandemia del COVID-19, esta mujer decidió llevar su arte a otro nivel utilizando su propio cuerpo como una forma de autoexpresión y de desafiar las normas tradicionales de belleza, así que inició un proceso que, en apenas cuatro años, le daría un vuelco de 180 grados a su aspecto. En esta foto publicada por ella en su cuenta, se puede apreciar cómo se veía en el 2019, con cabello rubio y ojos azules, y cómo se ve ahora.
Sobre la tinta
A simple vista, lo que más destaca de Toxii es que tiene casi todo su cuerpo tatuado. De la mitad para abajo se pueden apreciar diferentes diseños geométricos, tribales y de calaveras que le dan una apariencia como si estuviera envuelta por una telaraña. Pero de la mitad para arriba, hasta su cuello, se observa que ha optado por un estilo de tatuaje conocido como “blackout”, que consiste en tatuar toda la piel de negro mate. Su rostro también está completamente tatuado con diseños, así como sus orejas y su lengua, que ahora son totalmente negras. También se tatuó la esclerótica de los ojos en negro profundo.
Remoción de nariz
Esta artista belga se enorgullece de ser la primera mujer en hacerse una drástica modificación corporal: se removió la nariz. Gracias a ello, su rostro ha adquirido un aspecto cadavérico. En una pequeña conversación con otro artista que subió en su Instagram, Toxii dijo que esta cirugía, que duró más de dos horas, le dolió más de lo que pensaba y tardó ocho semanas en recuperarse por completo. En una entrevista con un medio de los Países Bajos, Toxii dijo que esta no fue una decisión que tomó a la ligera, sino que, reconociendo la naturaleza irreversible del procedimiento, pasó por una larga preparación psicológica. Ella afirma que no se arrepiente porque es la imagen que quería y que puede respirar con normalidad.
Otras modificaciones corporales
Si algo no se puede negar es que Toxii está comprometida con lograr una imagen completamente diferente. Además de quitarse la nariz, también se hizo una división en la lengua, se puso implantes tipo cuernos en la frente, implantes angulosos en los pómulos y se modificó y tatuó de negro las orejas para que parezcan un cuerno de carnero. Calcula que ha gastado unos 100.000 euros en todas sus modificaciones, la gran mayoría realizadas por el artista corporal extremo Oscar Márquez (@oscarmarquezbodymod), un venezolano con sede en Gran Canaria, España. Y, por si te preguntas qué ha hecho Toxii con la nariz y las partes que se quitó de las orejas, ella confesó que tiene todas esas piezas guardadas en frascos en su casa.
Ser “única”
Al ser consultada sobre las razones que la llevaron a realizarse modificaciones corporales tan extremas, Toxii dijo que su búsqueda por expresarse comenzó cuando tenía 18 años, cuando se hizo sus primeros tatuajes y piercings pequeños. “Me gusta ser imperfecta, porque creo que las imperfecciones te hacen única”. Si bien su imagen la ha ayudado a hacerse un lugar en la industria del tatuaje y las convenciones y eventos de modificaciones corporales, sabe que también generan rechazo en mucha gente. “Las personas viven con miedo”, dijo, y aclaró que está decidida a continuar con su proyecto para rechazar las normas impuestas por una sociedad conservadora.
